¿Zona devastada por accidente nuclear? No es el futuro que deseamos

2017-02-26

Hoy en día, cualquier persona con dos dedos de frente es consciente del riesgo que supone la autorización para la reapertura de Garoña. Críticas por doquier, políticas, sindicales, sociales, ecologistas, han denunciado esta pantomima cuya re-apertura podría tener trágicas consecuencias en la ciudadanía, ateniéndonos a las experiencias de su hermana gemela Fukushima y de Chernóbil.

Estos días se han producido varios hechos relevantes. En primer lugar, el respaldo del CSN, para encontrarnos justo el día después, con una explosión en la central nuclear de Flamanville, en el norte de Francia, con cinco heridos.

Por otro lado, la Asociación de Técnicos en Seguridad Nuclear ha destacado el secretismo de la tramitación, la falta de rigor y la exención del nivel de seguridad, con hechos e informes elocuentes.

 El informe positivo a la petición de reapertura de Garoña ha sido para una renovación sin límite temporal. El operador pidió alargar la vida hasta los 60 años, que se cumplirán en el 2031, pero el CSN y se limita a pasar la pelota al Ministerio de Energía, que podría dar también una autorización 'sine die', en contra de las recomendaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)".

La inversión para la reapertura supone adoptar las medidas recogidas en el informe del CSN (10 condiciones, 15 instrucciones técnicas complementarias y un programa de pruebas de arranque), la fabricación de cinco contenedores de almacenamiento y transporte del combustible, así como del almacén temporal de combustible.

Paralelamente a estos cambios, el presidente del CSN, Fernando Marti Scharfhausen, ha enviado cinco cartas al ministro de Energía, en las que le solicita que apruebe cambios en las autorizaciones para que el proceso de renovación de los permisos sea más ágil. Una petición de oficio, que tan solo puede mostrar los intereses de los propietarios de las plantas, nunca de un órgano consultivo serio.

Es decir, se da una alianza nítida entre quienes pretenden imponernos este trágala: PP, CSN y Nuclenor (Iberdrola y Endesa) y una contestación social casi unánime. Este clamor ha pasado de la denuncia, hasta la deslegitimación, señalando a sus responsables y buscando alianzas para impedirlo. ¿puede darse un compromiso personal, colectivo e institucional de esta mayoría social y política, que suponga un castigo real a quienes imponen Garoña y la energía nuclear? Se puede pasar de las palabras a los hechos; de la denuncia mayoritaria a la marginación y boicot de los responsables políticos y económicos de esta ruleta macabra respecto a nuestras vidas. Tan solo es cuestión de coherencia y de dar el paso que evitaría la autorización de reapertura.

El respaldo del CSN a la incorporación de supuestas mejoras técnicas, como paso previo a su posible re-apertura, muestra que este órgano es un elemento dependiente del gobierno. El CSN es un organismo controlado por el Partido Popular, que ha nombrado a 3 de los 5 miembros del Pleno.

 

Ahora, como era de prever, la autorización queda en manos del Ministerio de Energía, por lo que más que nunca la coherencia y exigencia política debe defender la no reapertura con ahínco.

Hay que recordar que el Ministerio de Industria daba ya por descontado su reenganche a la red eléctrica, según el informe de sostenibilidad ambiental de la planificación del sector eléctrico 2015-2020. Para febrero de 2014, con la central parada, el Gobierno de Rajoy ya había armado una normativa a la carta. Lo llamaron Real Decreto para la Gestión Responsable y Segura del Combustible Nuclear Gastado, eufemismo del timo nuclear o carta blanca.

En marzo de 2013 y por decisión propia de la compañía propietaria, Nuclenor (participada al 50% por Endesa e Iberdrola), echaba el cierre temporal ante la inviabilidad económica para acometer las reformas que el CSN le exigía. Ahora con más años, más obsoleta y peligrosa, con mayores costes de mantenimiento y reparación, se nos quiere vender la idea de su estado ideal y de posible funcionamiento normalizado.

El propio CSN admite los incumplimientos de Nuclenor a los requisitos previos, pero deja en manos de los propietarios cumplirlos o no. Esto supone, de facto, una exención encubierta al cumplimiento del nivel de seguridad, tal como ha advertido la Asociación de Técnicos en Seguridad Nuclear.

Ya en 1982 el CSN y Nuclenor reconocieron la existencia de grietas en la vasija el reactor, un grave problema que se mantuvo oculto durante años. Este hecho quedó explicado cuando en agosto de 2014, el gobierno belga reconocía los mismos problemas en dos reactores hermanos al de Garoña: Tihange 2 y Doel 3, consecuencia de un error de fabricación.

En 2011 finalizaron los 40 años de vida útil para los que fue diseñado el reactor, y el planteamiento de alargar la vida hasta los 60 años, supone un atropello y algo más grave, una irresponsabilidad que entraña peligro para centenas de miles de personas de su entorno. Parece que, para algunos, los nombres de Chernobil o Fukushima no son suficientes para acabar de una vez por todas con la energía nuclear. La central de Garoña es gemela del primero y más antiguo de los cuatro reactores nucleares accidentados en Fukushima. Estos accidentes muestran el camino: el cierre definitivo por la falta de condiciones de seguridad y el riesgo para más de un millón de personas de su entorno.

El respaldo con supuestas mejoras técnicas, no despeja la incertidumbre en una central tan antigua, y cuyas averías podrían producir la paralización de la planta o incluso un grave accidente, con escape radiactivo incluido.

Resulta insultante este reparto teatral de papeles entre los golpistas nucleares, cuyos responsables ponen en riesgo la vida de tantas personas. Imponen el riesgo a un grave accidente: muertes, desplazados, tierras no cultivables, y lamentos de lo que se podía haber evitado. Estos responsables, Gobierno en minoría del PP, Endesa, e Iberdrola, manejan los tiempos, trámites y discursos con descaro. Como somos la mayoría social y política, podremos hacer valer la oposición amplia, efectiva y disuasoria de imposiciones que prevenga la posible re-apertura de Garoña

Es preciso que, en la lectura de estas líneas, podamos también fomentar la reflexión y contextualizar Garoña en el actual modelo energético oligárquico insostenible. Es necesario dar pasos en la socialización de un nuevo modelo energético alternativo, basado en la reducción de consumo, la autoproducción, la sustitución de modos y la energía renovable

Los firmantes, como parte del Foro contra Garoña, que agrupa a diferentes colectivos sociales, sindicales, medioambientales, así como a partidos políticos y personas individuales, reclamamos respeto al sentir mayoritario de la sociedad vasca y particularmente alavesa, contrarios a la reapertura de Garoña, negando cualquier legitimidad democrática a quien trata de imponer su reapertura, y que se termine con esta grave amenaza para la salud y la vida de tantas personas.

Finalmente, quisiéramos hacer un llamamiento a participar en la cadena humana que ha organizado el Foro anti Garoña en Vitoria-Gasteiz y en las concentraciones ante las oficinas de Iberdrola en Getxo, Barakaldo, Bilbao, Durango-Ezkurtze y Eibar-Unibertsitatea el día 23 de febrero, reclamando el definitivo y desmantelamiento de la central, apostando por un modelo energético alternativo, basado en el menor consumo, la supresión de energías nucleares y fósiles y el impulso de la autoproducción y las renovables. Os esperamos.